Me encanta hablar y escuchar. Creo que por eso decidí ser periodista. Quería contar historias que encontrara interesantes y el mundo del periodismo me pareció perfecto para mi objetivo.
Siempre he tratado mis escritos como narraciones que quería compartir con los lectores, aunque muchas veces fueran temas muy técnicos y, en principio, poco humanos. Pero para mí eran mis pequeñas creaciones. En todas y cada una de ellas he puesto mucho cariño porque siento que los textos tienen alma, aunque sólo sean cuatro líneas. Son como los seres humanos. Hay personas altas, bajas, gordas, flacas, guapas, feas, listas, tontas... Exactamente igual que hay textos largos, cortos, intensos, brillantes, aburridos, tristes, alegres...
Un día experimenté la necesidad de contar mis vivencias y de compartir mis sentimientos. Abrí un «blog» que me da la oportunidad de escribir sobre asuntos de la vida cotidiana que llaman mi atención y que, generalmente, me hacen sonreír o reír, aunque en otras algunas ocasiones es la indignación o la tristeza las sensaciones que guían mis reflexiones digitales.
En los últimos años he vivido en distintas ciudades de Suecia y Estados Unidos. En la actualidad resido en el estado de Nueva Jersey, pero a tan sólo una hora de la ciudad de Nueva York. Mi paso por tierras extranjeras ha marcado mi trayectoria profesional y vital. Suecia fue mi primer destino. Estar allí, con el choque cultural que supone la vida en otro país, dio como resultado mi deseo de escribir una novela en la que contar una mezcla de historias reales, ficticias y de suspense. Se titula «El Club del Café sueco» y está a disposición de todos los que quieran leerla a través de Amazon.
Tengo dos hijas. Cada día aprendo de ellas, y ellas de mí. Vamos creciendo juntas y sus apreciaciones y comentarios me resultan muy valiosos. Cuando eran pequeñas, les encantaban mis «historias de boca» como ellas llamaban a los cuentos que inventaba para satisfacer sus peticiones infantiles. Tanto me animaron sus halagos, que escribí uno de aquellos relatos, «¿Qué mundo soñamos hoy?». El resultado fue una alabada edición que ilustraron unas entusiastas artistas del mundo de la pintura.